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Tratado de los espirales, Víctor Roberto Carranca / Por Javier Moro Hernández

El escritor poblano Víctor Roberto Carranca (Ciudad de México, 1984) presenta en la editorial Atrasalante su más reciente obra titulada El tratado de las espirales. Un libro en el que el también autor del libro “El espejo del solitario” nos presenta una serie de cuentos interconectados en varios niveles y que ahondan en la apuesta por conectar la fantasía con los sueños y con los miedos más profundos de los seres humanos.

Porque los caminos de los sueños son peligrosos parece ser la advertencia que late en el fondo de los diecisiete cuentos que pueblan este libro que el egresado de la SOGEM y becario del FONCA nos presenta, al rastrear junto a un humor corrosivo y negro, sobre las peculiares formas en la que los sueños pueden liberarnos, como le sucede al protagonista del cuento “La luz en tus ojos”, que encuentra en los sueños a la mujer que lo libera del largo castigo que ha significado su matrimonio. Una mujer que lo espera en un rincón de sus sueños, una mujer que lo acaricia, lo mima, lo cuida, lo ama en un hotel al que el protagonista siempre llega después de andar por sus propios sueños, después de reconocer unos territorios que no conocía.

Un sueño que provoca los celos y la ira de su mujer real, esa con quien ha compartido años y desventuras, esa mujer que lo ha sometido a una violencia sorda y cruel en medio de una relación matrimonial desgatada, y quien se da cuenta de que algo extraño pasa en los sueños de su marido, algo que lo regresa a la realidad con una sonrisa enorme, con una felicidad que ella no puede compartir, y que por lo tanto, detesta. Así que intenta por todos los medios evitar que su marido siga soñando, todas las noches, con esa felicidad que lo sorprende: Amenazas, golpes, pastillas para dormir, llanto, todo está incluido en la estrategia para evitar que el sueño regrese una y otra vez. Pero nada hace efecto, la mujer del sueño regresa con cariños listos para ese hombre, que a pesar del miedo que le provoca su mujer, se entregará finalmente al sueño.

Este cuento, contado en tono de farsa de humor negro, en el que los personajes pueden sonarnos un tanto caricaturescos, nos permite conocer la apuesta literaria que Carrancá le presenta a los lectores, una apuesta que busca penetrar los territorios de los sueños, muy a la escuela de Borges, por supuesto, pero también de Lovecraft, porque los sueños también son el camino para conocer el terror que habita en lo oculto.

Porque no todos los cuentos que conforman el libro contienen ese tono paródico, en los que el autor se burla de los estereotipos para contarnos las historias. Hay otros cuentos en donde el terror, el miedo se nos presenta como la otra cara de los sueños.

Pero las historias que conforman El tratado de las espirales se mueven en varios niveles narrativos, y es ahí en donde podemos encontrarnos para de la riqueza temática que nos presenta este joven escritor: La intertextualidad entre los cuentos, una línea fina, creada a partir del personaje del Dr. Gabriel Sarcise, enigmático personaje que aparece y desaparece a lo largo del libro, a veces explícitamente en diferentes cuentos, a veces solo como un extraño personaje que desapareció en un departamento ubicado en la calle de Monrovia de la Colonia Portales de la Ciudad de México. Personaje que escribió un libro titulado “El tratado de las espirales de la mente”, nos recuerda un poco a los autores ya mencionados, de los cuales Carrancá se nutre, para crear un universo ficcional que se alimenta y se nutre de sí mismo.

El Dr. Sarcise es presentando así como el autor de una especie de un libro en donde se encuentran todos los sueños, todas las pesadillas de los personajes que se cruzan con él: Un laberinto que es a la vez un espejo que es la vez una puerta, que es la vez una pesadilla. Así podríamos definir la apuesta narrativa que nos presenta el autor de este libro de cuentos que se mueven en diferentes capas, sorprendiendo a los lectores, en una especie de espiral en donde los cuentos van perdiendo esos guiños de humor negro que habíamos encontrado en los primeros, para disolverse en un horror más puro, más duro.

Un horror como el que encontramos en el cuento de “El cascanueces”, en donde el personaje de un futbolista que sale de fiesta y mezcla el whisky con la velocidad. Una noche que termina con un muerto, un vagabundo de gabardina raída y gris, que es atropellado por el potente auto de un futbolista alcoholizado que no logra frenar a tiempo. Y esto, que parecería ser ya un cliché de la literatura y el cine, es resuelto con singular maestría por el autor, al presentarnos la presencia de un testigo que estaba en el lugar de los hechos. Un testigo que sorprende porque no debería estar ahí, debería estar en otro lugar.

Así es como el miedo, el doble, la sensación de ser observados todo el tiempo, los sueños que se transforman en pesadillas, son los temas que encontramos en el desarrollo de los últimos cuentos de El Tratado de los espirales, un libro que sondea los lados más oscuros y peligrosos de los sueños, un libro que nos presenta el lado más terrorífico de los sueños, lo cual lo convierte en una delicia para los amantes de la fantasía más fina producida en nuestro país.

Hay que decir que el camino iniciado por Carrancá con este libro, los territorios literarios que se nos presentan, nos permiten soñar (valga aquí) la redundancia, con la posibilidad de encontrarnos en el futuro cercano con un autor que le apueste por los caminos del horror y del miedo, temas que han sido un poco desdeñados por la crítica literaria y por los mismos creadores.

Sin embargo, estos territorios de la fantasía, poco a poco están siendo explorados por creadores mexicanos que se sacuden el miedo por explorar los territorios de la fantasía, el terror y el miedo. Una apuesta que revitaliza, sin duda, a la literatura nacional.


Javier Moro Hernández

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